miércoles, 16 de marzo de 2016

Egoístas

– Qué egoístas somos.

– No te entiendo.

– El otro día estuve, para variar, comiendo con mis abuelos. Resulta que se van a volver a casar.

– Celebran sus bodas de oro, ¿verdad?

– Exacto. Obviamente todos estamos muy contentos por ello.

– Pero tú, como siempre, le ves el lado amargo a la vida. ¿Me equivoco?

– El caso es que, mientras hablábamos, mi abuelo me dijo que ya no iban a durar mucho más y que no llegarían a las bodas de platino. Lo que más me perturbó es que lo dijo como si lo tuviese más que aceptado. Nosotros, los humanos, que siempre intentamos correr más rápido que el propio tiempo. Y no puedo dejar de darle vueltas, estando aquí sentados, con toda nuestra vida por delante y siendo incapaces de hacer nada con ello. Mientras mis abuelos contemplan tranquilamente como pasan sus últimos años. ¿Llegaremos nosotros a alcanzar esa paz ante la muerte? ¿Lograremos algo en nuestra vida? ¿Dejaremos siquiera un día de sentarnos en la misma mesa del mismo bar?

– Pensar demasiado va a acabar contigo. Puede que tus abuelos no hayan abandonado aún el bar en el que se conocieron. Puede que esa sea la clave de todo.