lunes, 17 de octubre de 2011

Turno de noche

Era ya de madrugada.

La ciudad descansaba sobre sus viejos cimientos, resintiéndose por el paso de los años. Todo en aquel lugar resultaba tétrico, los baldosines de la acera intimidaban a aquellos viandantes que se atreviesen a cruzarlos bajo aquel cuarto creciente. Cuando anochecía en la ciudad de los criminales, robos, asesinatos y el olor a naftalina y cloaca, la muerte en persona vigilaba las calles bajo su peculiar perspectiva de justicia.

Las sirenas de la ambulancia y la policía rompían el habitual silencio de aquel angosto barrio obrero. Cientos de ojos asomaban para ver que ocurría. El lugar del crimen era aquel bar de mala muerte donde sólo eran habituales lo peor que tenía la ciudad; maleantes, prostitutas y vagabundos. El esquema esta vez era totalmente diferente, aquel hombrecillo miope y medio calvo pertenecía a la clase alta de la burguesía, cuyos gozos y placeres distaban mucho de aquel tugurio.

El lugar se encontraba completamente vacío, la basura que solía frecuentar el sitio había sido lo suficientemente inteligente como para volver al agujero del que algún día se escaparon, incluso el tabernero había huido. El suelo estaba lleno de cristales rotos y todo, no sólo el cadáver, olía a miseria y putrefacción. Botellas de alcohol barato, de aquel que a la mañana siguiente te manda al mismísimo infierno, se amontonaban unas sobre otras tras la barra. Sólo aquella odiosa música que alguien había puesto en uno de esos gramófonos eléctricos los acompañaba en el interior.

Lollipop lollipop
oh lolli lolli lolli
lollipop lollipop.....
Call my baby lollipop
tell you why
his kiss is sweeter than an apple pie
and when he does his shaky rockin' dance
man, i haven't got a chance
I call him
lollipop lollipop
oh lolli lolli lolli
lollipop lollipop.....

Los dos detectives intercambiaron sus miradas con el ceño fruncido. El de la derecha tenía un aspecto bastante austero; era alto, flacucho y pálido, aún así no daba impresión de debilidad, intimidaba con sus finos ojos grises bajo aquel bombín, al mirarle lo único que podías ver con claridad era el humo del cigarrillo que llevaba en la boca. Su compañero, de menos estatura pero compensado por su oronda apariencia bebía un café que había parado a recoger antes de llegar en una de esas cafeterías que habían monopolizado por completo el mercado.

Sweeter than candy on a stick
huckleberry, chimry or lime
if you had a choice
he'd be your pick
but lollipop is mine
Lollipop lollipop
oh lolli lolli lolli
lollipop lollipop.....

–  Joder Bob – se quejó el alto – ¿Puede parar alguien ese infierno musical?
– Sabes que eso no es posible Ed – expresó hastiado el otro – No se nos permite tocar nada si no es estrictamente necesario.
– ¡Por dios! – gritó dejando caer el cigarro y encendiendo en el instante uno nuevo – Es obvio que ha ocurrido aquí.

Los dos observaron atentamente la escena. Un hombre blanco de mediana edad se encontraba en el suelo, muerto. La escena era bastante limpia, obviando la suciedad del sitio, al menos no había sangre. Aquel vestigio de lo que algún día tuvo alma apretaba con sus fríos dedos una de las asas de su maletín, abierto por la caída, a poco más de medio metro hallaron el peluquín de aquel mediocre personaje. A su alrededor se arremolinaban una incontable cantidad de billetes.

– Si, es bastante obvio – murmuró mientras daba unos pequeños sorbos a su café.
– Otro cadáver víctima de este mundo – continúo el alto.
– Otro cadáver víctima de su propia codicia – sentenció su compañero.

Crazy way he thrills me
tell you why
just like a lightning from the sky
he loves to kiss me till i can't see straight
gee, my lollipop is great
I call him
lollipop lollipop
oh lolli lolli lolli
lollipop lollipop.....

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