jueves, 28 de septiembre de 2017

XIX

Qué mal la vida,
qué mal el ayer.
Todos cogidos de la mano,
evitándonos caer.


Había quien saltaba,
y nadie sujetaba.
Quizá caer era la solución,
y nos sujetábamos,
a la perdición.


No había más luz,
que la de nuestros cuerpos.
No había más calor,
que el de tus manos.

No había suelo.

Perdimos pie antes
de plantearnos caer.

Fue entonces cuando,
sonriendo, dijiste,
llena de vida, dijiste.


Que caer sólo fue el pretexto,
para conocernos.
Que llevábamos cayendo,
todo este tiempo.

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