lunes, 22 de agosto de 2011

Caja de pino

No os preocupéis.

Ya me buscaré yo mi propia casa de descanso. La decoraré para que me recuerde a cuando era un chaval, con pegatinas de futbolistas ya retirados y dibujos de criaturas imposibles. Me acomodaré en una almohada con olor a sábado por la mañana. No necesito más que el cielo, por eso pintaré la tapa con las estrellas que nunca logré alcanzar.

Cavaré el hoyo con mis propias manos si hace falta. Lo suficientemente hondo como para no regresar jamás. Irme y no volver es lo que voy a hacer. Entonces diré a mis enemigos que me entierren, pues ellos lo harán sin miramientos, no quiero ojos tristes en mi lecho. Me iré con lo puesto, dejando atrás una bolsa llena de lamentos y malos momentos. Lo único que necesito es tener en cada bolsillo un bonito recuerdo, para que en las noches frías den el calor que necesita mi cuerpo.

Enterrado no podré molestar, incordiar o haceros enfadar. Mis silbidos sólo molestaran a los gusanos que devoren mi carne. Las notas recordarán a viejas canciones y se desvanecerán entre los encajes de la madera. Ya podré descansar y viajar a aquellos buenos momentos que nunca se deben olvidar, reviviendolos una y otra vez seré feliz hasta que llegue mi fin.

Porque esta es la carta que escribe un hombre a casi enterrar, pero no pasa nada, arrepentirse no es algo que vaya a pasar. Yo ya sólo quiero descansar.

4 comentarios:

  1. ¡I like it! Muy original.

    Te has comido un acento en el verbo "sere" del penúltimo párrafo ;)

    ResponderEliminar
  2. Gracias a los dos, y lo del acento, bueno, últimamente mi editor de texto no quiere ayudarme con las faltas ortográficas :U

    ResponderEliminar
  3. Sigue sorprendiéndome la profundidad con la que escribes tus entradas. En serio, me encanta.

    Sigue así :)

    ResponderEliminar